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Envasado al vacío que puede salvar una vida

Equipos de emergencia más compactos

En caso de emergencia en el agua, los chalecos salvavidas y las balsas salvavidas deben ser fácilmente accesibles y estar libres de daños. Cualquier retraso o problema podría marcar la diferencia entre la vida o la muerte. Las bombas de vacío de Busch se aseguran de que estos elementos esenciales sean lo suficientemente compactos como para tenerlos a mano y mantenerlos en condiciones óptimas.

Son el equipo indispensable en cualquier avión o barco que siempre se espera no tener que utilizar. Pero, a pesar de la baja probabilidad de que alguna vez vean alguna acción, las balsas salvavidas y los chalecos salvavidas deben mantenerse en condiciones óptimas para que estén listos en caso de emergencia. El envasado al vacío garantiza que estos artículos grandes se mantengan compactos y seguros frente a cualquier influencia externa negativa.

Vacío para ahorrar espacio

Ya sea en un avión, un barco o un helicóptero, el espacio es de máxima importancia. No hay espacio para equipos de supervivencia voluminosos: cuanto más grande sea cada artículo, más probable es que se guarde para evitar que ocupe un espacio valioso. Incluso cuando están desinflados, los chalecos salvavidas y las balsas atrapan el aire, lo que hace que el material flexible se expanda. El envasado al vacío les permite ocupar un espacio mucho menor para guardarlos de forma casi imperceptible, pero en un lugar de fácil acceso, como los chalecos salvavidas que se encuentran debajo del asiento de un avión comercial. Para embalar al vacío el equipo, se inserta en una bolsa de vinilo. Este se somete al vacío con una bomba de vacío de Busch. Todo el aire se elimina tanto de la bolsa como del equipo y el paquete queda sellado térmicamente. Estas bolsas suelen ser muy finas y fáciles de abrir, por lo que el usuario no se ve obstaculizado para abrirlas en una emergencia real.

Vacío para una vida útil más larga

Una balsa salvavidas unida a un barco pasa su tiempo en el mar, en entornos hostiles, húmedos y salados, una atmósfera que, si no se usa la protección adecuada, dañará la balsa con el tiempo. La forma más rápida de acortar la vida útil de una balsa salvavidas es humedecerla y dejar que permanezca en servicio. La humedad salina penetra en el tejido, lo que hace que se deteriore con el tiempo. Las piezas metálicas pueden corroerse y las costuras pueden fallar, lo que crea una situación peligrosa en caso de que sea necesario poner en marcha la balsa salvavidas. Si bien mantenerla de forma segura debajo de la cubierta ayudaría a prolongar su vida útil, esto sería contraproducente en caso de emergencia. En su lugar, la balsa salvavidas se envasa al vacío. Este método también tiene beneficios para las balsas salvavidas almacenadas en un avión. Aunque estos no están expuestos a la intemperie, la fricción de la vibración de la aeronave puede hacer que el tejido roce entre sí. El sellado de la balsa dentro del plástico al vacío mantiene la humedad fuera y ralentiza otras formas de deterioro. Esto garantiza que, en caso de que un día sea necesario, será totalmente funcional.
¿Cómo funciona un chaleco salvavidas autoinflable?

Los chalecos salvavidas autoinflables son imprescindibles en los aviones y los favoritos de los marineros por su confort compacto. Cualquiera que haya volado sobre el mar con una aerolínea comercial estará familiarizado con las instrucciones de seguridad habituales: tire con fuerza del botón rojo para inflar el chaleco salvavidas después de salir del avión. Pero, ¿qué hace exactamente el botón? Dentro de un chaleco salvavidas autoinflable hay uno o dos cartuchos de gas llenos de dióxido de carbono. Cuando el usuario tira del botón, este perfora los cartuchos y libera el gas en las cámaras del chaleco. El chaleco se infla rápidamente y mantiene la cabeza del usuario flotando en el agua hasta que llega la ayuda. También existen versiones con inflado automático, que funcionan según el mismo principio. Sin embargo, en lugar de que el usuario tenga que activar el inflado, lo hace el agua. Existen dos sistemas: uno con un tapón soluble en agua en el recipiente de CO2 y otro que activa el recipiente a una determinada presión del agua.