Por favor, actualiza tu navegador.

Parece que estás utilizando una versión antigua del navegador Microsoft Edge. Para obtener la mejor experiencia con el sitio web de Busch, actualice su navegador.

Contacto
Global

Creación del panal perfecto

Una estructura sólida para la máxima eficiencia

La naturaleza está llena de estructuras cuya complejidad ha servido de inspiración para las creaciones humanas. Un ejemplo es el panal de abeja, una estructura delicada, pero extremadamente fuerte y eficiente en cuanto al espacio, creada por estos insectos tan trabajadores. Esta forma se imita en las estructuras cerámicas de panal: componentes críticos en intercambiadores de calor, ventilación y sistemas de control de emisiones. Estas reciben su elegante forma mediante la solución de vacío de Busch.
Las estructuras cerámicas son una pieza clave de los sistemas de ventilación en edificios modernos y ecológicos. Se encuentran dentro de los intercambiadores de calor, donde el calor se transfiere de una corriente de aire a otra sin que se mezclen y sin necesidad de más energía. La forma de panal es una elección natural para un intercambiador de calor: el gran número de canales separados sobre una superficie relativamente pequeña le otorga una gran eficiencia.

Un intercambio eficiente

A diferencia de las unidades de aire acondicionado tradicionales que dependen de un alto consumo de energía para refrigerar o calentar espacios, los intercambiadores de calor funcionan según un principio de transferencia de energía, lo que permite la reutilización del calor que, de otro modo, se perdería. En los canales separados, el aire calentado previamente del interior del edificio pasa por el aire frío entrante y lo calienta. En los días de verano, este mismo concepto puede incluso invertirse. A través de estos canales fluyen dos caudales de aire diferentes, uno al lado del otro, pero separados. Las finas paredes cerámicas son lo que permite a las dos corrientes de aire transferir su temperatura de forma eficiente, de forma más respetuosa con el medio ambiente y rentable que las unidades de calefacción o refrigeración tradicionales.

Con agujeros, pero no poroso

Las finas paredes de la estructura de panal pueden suponer un reto para las técnicas tradicionales de fabricación de cerámica. Cada estructura de panal comienza como una masa húmeda. A medida que los diferentes componentes de esta masa se mezclan entre sí, pueden quedar atrapadas bolsas de aire y humedad. Esto supone un riesgo significativo para la integridad del producto acabado; el aire puede expandirse con el calor intenso del horno, lo que puede provocar la explosión de toda la estructura. Aquí es donde la tecnología de vacío de Busch desempeña un papel fundamental. Antes de que la masa se introduzca en la extrusora para darle su forma, se desgasifica. Para ello, se aplica vacío, que arrastra cualquier burbuja y partícula de humedad a la superficie. Una vez que se rompen, se pueden extraer y bombear, dejando solo la masa. Esta puede pasar a través de la extrusora y adquirir la forma exacta requerida sin ningún defecto. El resultado es una cerámica perfecta y sin aire que conservará su precisión incluso después de haber sido sometida a las altas temperaturas del proceso de cocción final.
Leer más: Ahorrar energía dentro del cuerpo

Aunque las criaturas vivas no pagan factura de electricidad por su propio calor corporal, a nosotros mantenernos calientes nos cuesta energía. Al igual que los seres humanos, las ballenas tienen una temperatura corporal de unos 37 °C. Pero a diferencia de los humanos, viven en el agua, que extrae el calor del cuerpo aproximadamente 25 veces más rápido que el aire. Su gruesa capa de grasa es la principal defensa de una ballena contra el frío. Sin embargo, incluso las extremidades de la ballena requieren un caudal sanguíneo, y cuando la sangre llega a ellas, se enfría rápidamente. Para evitar que la sangre vuelva al corazón a temperaturas peligrosamente frías, las ballenas tienen lo que se conoce como intercambio de calor de contracorriente: la versión biológica de un intercambiador de calor. Este consiste en una red hermética de venas y arterias en áreas como las aletas. Esta red está dispuesta de tal manera que las venas adyacentes tienen flujo sanguíneo en diferentes direcciones. Como resultado, el calor puede transferirse a través de las membranas de una vena a la siguiente, calentando la sangre que regresa al cuerpo y, al mismo tiempo, enfriando la sangre que va a las extremidades. Esto reduce la pérdida de calor y, en última instancia, ahorra energía a las ballenas.