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Sin poros y perfectamente aislado

Impregnación al vacío para el sellado de fundiciones y bobinas de alta tensión

Los calzados de ante se protegen contra la humedad mediante impregnación.ante Los calzados de gamuza se protegen contra la humedad mediante impregnación. Pero existen muchos componentes técnicos que también requieren un recubrimiento protector que sea lo más denso posible. El vacío es perfecto para estas tareas.

Los pequeños poros pueden tener un efecto devastador en los componentes técnicos: el colector de aceite del bloque del motor o en un generador de alto rendimiento en una central eléctrica pueden provocar problemas de funcionamiento o fallos totales.

Formación de poros inevitable

El colector de aceite suele fabricarse con metal fundido. Pese al cuidadoso proceso de producción, pueden formarse pequeños poros durante la fundición y otros procesos. Estos defectos del material causan fugas en el colector, que se vuelve inservible. También es crucial que no se formen poros en otras piezas fundidas, como los cilindros de freno, las carcasas de bombas o las válvulas.

Los motores y generadores eléctricos son mucho más complejos y están compuestos por distintos materiales. En ellos, los poros también pueden ser fatales, especialmente en bobinas. Las entradas de aire entre los cables y el aislamiento pueden provocar una mayor resistencia, un menor voltaje de ruptura, descargas parciales o incluso la destrucción completa de los componentes de alto voltaje.

Por tanto, es necesario eliminar los poros como sea. Para ello, las cavidades que se forman en las piezas fundidas y en las bobinas se rellenan con resina sintética. Sin embargo, no basta con aplicar la impregnación de forma externa, como en el caso del calzado de gamuza, ya que los poros y los espacios son diminutos y pueden ser más profundos.

Una penetración más sencilla

El vacío introduce el material sellante en todos los huecos. En primer lugar se calientan las piezas. La humedad residual se evapora y la resina sintética se vuelve más líquida. A continuación, la pieza de trabajo se coloca en una cámara de vacío en la que un vacío «seco» extrae el vapor y el aire. El agente de la impregnación se suministra desde un recipiente situado dentro de la cámara evacuada. La presión atmosférica fuerza la entrada de la masa en los poros más pequeños del objetivo.

Si es necesario, el vacío «húmedo» se mantiene un tiempo hasta que se haya penetrado la pieza de trabajo por completo. En el proceso de acabado se elimina el exceso de residuos y la impregnación se solidifica mediante polimerización en caliente. La penetración de bobinas en componentes eléctricos alcanza casi un cien por cien y las piezas fundidas son permanentemente herméticas después del tratamiento.
Para la impregnación

por vacío y procesos similares en los que una masa líquida debe penetrar en cavidades y huecos, primero es necesario crear espacio. Sin embargo, un solo centímetro cúbico de aire contiene unos 30.000.000.000.000.000. átomos de gas. Estos son un obstáculo a la hora de rellenar una cavidad con otro material. En un entorno abierto, un líquido con una densidad mucho más alta desplazaría el gas fácilmente. Sin embargo, cuanto más pequeñas son las cavidades, más probable resulta que se formen "vías muertas" en las que los átomos quedan atrapados. El aire atrapado no puede escapar.

Únicamente el vacío y su efecto de aspiración garantiza que las cavidades más pequeñas se vacíen y que el medio penetrante no encuentre obstáculos en forma de átomos de gas en el aire. La aspiración del aire tiene otro efecto: en la cámara evacuada, la presión del aire es cercana a cero, mientras que «fuera» de la columna de aire de la atmósfera pesa alrededor de 10.000 kilogramos por cada metro cuadrado de la superficie. Esta fuerza puede actuar libremente en la dirección del vacío. Basta con presionar masas incluso viscosas y pegajosas contra las cavidades más pequeñas.