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Parada segura en grandes alturas

El vacío frena los trenes incluso en frío o en una pendiente

En el tráfico ferroviario moderno se utiliza aire comprimido para el frenado. Sin embargo, esto tiene sus límites a bajas temperaturas. Por esta razón, los trenes de vía estrecha que recorren tramos de alta montaña utilizan sistemas probados de frenado por vacío.

Si el acccionamiento de un vehículo deja de funcionar, este deja de avanzar. Esto puede resultar molesto, pero no suele ser peligroso. Por otro lado, si fallan los frenos deben sonar todas las señales de alarma, ya que los frenos son, hasta cierto punto, la parte más importante de cualquier vehículo. Esto se aplica especialmente a los trenes, que pueden llegar a transportar varios centenares de pasajeros.

De los frenos de mano a la tecnología de parada moderna

A principios del siglo XIX, los primeros ferrocarriles utilizaban un freno de mano para cada uno de los vagones. Con el tiempo, comenzaron a instalarse sistemas de frenado con control central, que actuaban en todo el tren. En aquella época los frenos de vacío eran más comunes, mientras que actualmente lo que más se utiliza es el aire comprimido.

En principio, los dos procesos de frenado son muy similares: los pistones de freno en los ejes de las ruedas están controlados por los cilindros de freno. Los cilindros están conectados a la unidad de control mediante unos cables que van desde la unidad de tracción hasta el extremo final del tren. El conductor del tren acciona una válvula para iniciar el frenado. En el caso de los frenos de aire comprimido, en las líneas de freno se introduce sobrepresión procedente de un compresor que suministra la energía para el proceso de frenado. En el caso de los frenos de vacío o de aire aspirado, la válvula se utiliza para regular una presión negativa existente. Esto mantiene los pintones de freno alejados de los ejes durante el viaje. Al accionarse la válvula, la presión atmosférica entrante puede aplicar presión e iniciar el frenado.

Ventajas de los frenos de vacío

Los frenos de aire comprimido tienen una desventaja en cuanto al diseño: necesitan comprimir el aire ambiente para el proceso de frenado. En climas fríos, la humedad del aire se puede condensar. Esto provoca una caída de la presión y, a su vez, una reducción del rendimiento de frenado. Si el clima es más helado, la condensación se puede congelar y obstruir las líneas de freno.

Con los frenos de vacío no existe este peligro. Para que estos frenos estén listos, la bomba de vacío crea vacío en las líneas de freno una vez encendida la unidad de control. Esto evita que entre la humedad del exterior en el sistema de freno. Un diferencial de presión de unos 690 milibares entre el sistema de frenado y la presión atmosférica mantiene los frenos en posición inactiva. El freno se acciona cuando el conductor del tren abre la válvula. Esto también se produce de forma automática en caso de un fallo del sistema.

De este modo se garantiza un funcionamiento seguro, y no solo a temperaturas bajo cero. Además, los sistemas de frenado por vacío se pueden regular fácilmente. Mantienen su eficacia total incluso después de accionarse rápida y repetidamente, lo cual supone una ventaja importante para su funcionamiento en tramos largos cuesta abajo y en la realización de maniobras. Por esta razón, los sistemas de frenado por vacío siguen utilizándose hoy en día, por ejemplo, en muchos trenes de vía estrecha y pequeño tamaño, en locomotoras diésel para operaciones de maniobra o en construcción de túneles, en trenes montaña en Suiza y Austria, así como en trenes de las redes de ferrocarriles sudafricanas e indias.
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Frenar un convoy monstruosamente largo formado por una locomotora y sus vagones es un desafío técnico muy complejo. Debido a la aceleración de la masa, es necesario tener en cuenta unas largas distancias de frenado. En función de la longitud del tren, es necesario detener entre 5 y 25 toneladas por eje (en comparación, un vagón de pasajeros tiene una media de 0,7 toneladas por eje). Los frenos de rueda, como los frenos de aire comprimido y de vacío, son el componente más importante del sistema, pero no el único. El freno del motor convierte el motor eléctrico de la locomotora en un generador que produce electricidad además del efecto de frenado. En el frenado de emergencia se utilizan frenos de raíl: las zapatas de freno descienden del chasis y se presionan contra los raíles mediante unos electroimanes integrados.

Los frenos eléctricos cuentan con tecnologías verdaderamente vanguardistas. Su efecto se basa en una dispersión electromagnética en los raíles. La fuerza de frenado se genera sin contacto y se aplica de forma precisa entre el freno y el tope del raíl. Sin embargo, depende de la velocidad, por lo que esta tecnología solo se utiliza de forma complementaria.

A la hora de frenar un tren, es importante tener en cuenta que si la fuerza de frenado no es uniforme, se pueden producir compresiones y tensiones a lo largo de todo el tren. Esto sucede, por ejemplo, en el caso de los frenos de aire comprimido, ya que la sobrepresión del compresor llega con retraso al último vagón debido a la longitud de la línea de aire. Estos frenos se accionan más tarde sobre la parte ya frenada del tren. Si, por otro lado, la parte trasera del tren se frena antes o durante más tiempo que la parte delantera, puede haber peligro de que el tren se parta longitudinalmente. Para prevenir estos efectos, los tiempos de aplicación y liberación de cada freno de vehículo se adaptan mediante dispositivos conmutadores a la velocidad de su movimiento y al efecto de frenado deseado.