Por favor, actualiza tu navegador.

Parece que estás utilizando una versión antigua del navegador Microsoft Edge. Para obtener la mejor experiencia con el sitio web de Busch, actualice su navegador.

radiodiagnostics_tomography_cyclotron_4

Las partículas radiadas revelan el tumor

Los radiodiagnósticos se crean bajo vacío

La tomografía por emisión de positrones (PET) distingue hasta las úlceras más pequeñas del tejido sano. Funciona con radioisótopos de bajo nivel producidos bajo vacío en un ciclotrón.

Una obtención de imágenes precisas suele ser el primer paso hacia la curación. Esto es especialmente relevante en oncología. Si bien el tumor principal suele ser fácil de detectar, las metástasis pueden ser tan pequeñas como la cabeza de un alfiler. Sin embargo, para garantizar un buen tratamiento, también hay que encontrar las metástasis más pequeñas. Esto se consigue con la tomografía por emisión de positrones. Esta genera sus imágenes con una pequeña cantidad de partículas radiactivas que se administran al paciente mezcladas con glucosa.

Unas células muy glotonas

Las células tumorales necesitan mucha energía y consumen ávidamente la sustancia azucarada. De este modo, las partículas radiactivas se acumulan en las metástasis. Esta radiación concentrada en el espacio resulta claramente visible en la tomografía por emisión de positrones.

Este tipo de diagnóstico utiliza sustancias relativamente inocuas, con bajo nivel de radiación, como el isótopo del flúor 18F. Su periodo de semidesintegración es de solo 110 minutos, lo que significa que pierde prácticamente toda su radioactividad en solo un día. Esto implica que debe producirse justo antes de usarlo en un acelerador de partículas, el ciclotrón.

Bombardeo localizado con protones

Dentro del ciclotrón hay una cámara de vacío. En ella, los iones de hidrógeno cargados negativamente se aceleran en espiral mediante fuertes campos eléctricos. Cuando llegan al final, atraviesan una fina lámina de grafito donde pierden sus electrones y se convierten en protones cargados positivamente. Esta inversión de la carga también los dirige en una trayectoria recta.

El haz de protones resultante impacta contra el material, desata una reacción nuclear en él y produce los isótopos requeridos. El vacío es necesario para que ni los iones negativos ni los protones positivos se desvíen por culpa de las partículas que puedan cruzarse en su camino. El grupo BUSCH ofrece soluciones adecuadas para la generación de vacío. Sin vacío, los iones y los protones se desviarían de su trayectoria predeterminada y perderían su energía. Además, el flúor, que es extremadamente reactivo, no debe entrar en contacto con otros elementos, como el oxígeno atmosférico.
¿Es peligrosa la radiación de la PET?

La cantidad de radiación a la que se expone el cuerpo durante la tomografía por emisión de positrones es similar a la de una tomografía computarizada del tórax: cerca de siete milisieverts. Esta dosis supone un nivel de peligro bajo: en una situación en la que cien personas se exponen a una dosis de radiación de 1000 milisieverts, se prevén cinco muertes por cáncer por radiación. De modo que debería someterse a unas 150 pruebas de PET para entrar en esa categoría de riesgo. Además, es necesario tener en cuenta que la mayoría de los exámenes de PET se llevan a cabo en (potenciales) pacientes de cáncer, es decir, en personas con una esperanza de vida en ocasiones considerablemente más corta. El riesgo del procedimiento se ve compensado por una mayor claridad del diagnóstico y la oportunidad de recibir un tratamiento mejor y más adaptado.