Apreciado miembro del equipo
Brasil, mi país natal, es conocido por su famoso Carnaval. Los vestidos coloridos, las buenas vibraciones y la diversidad en las calles dan la impresión de que, aquí, la orientación sexual se puede vivir libremente. Lamentablemente, no es el caso. Pese a las apariencias, Brasil es un país muy conservador, donde una persona homosexual puede ser asesinada por la calle.
Este contraste me ha afectado durante toda mi vida. Encontrar mi propio camino ha sido un proceso largo y difícil. La profesión y el entorno de trabajo desempeñan un papel esencial en todo esto. No solo proporcionan recursos económicos, sino también la sensación de tener un propósito. Desde mi primer día en Busch, siento que formo parte de una gran familia. Aquí puedo ser quien soy. Me aprecian y respetan como persona y como colega. Solo en Busch me siento verdaderamente libre en mi vida profesional. Me gustaría agradecer a mis compañeros que me hayan tratado siempre como un miembro más del equipo y como un buen amigo, en lugar de reducirme a mi homosexualidad.
Lamentablemente, la realidad es distinta para muchos homosexuales en Brasil. Sobre todo en el mercado laboral, donde sigue habiendo muchos clichés y prejuicios. Las mujeres y los homosexuales tienen que trabajar más duro todavía para demostrar que son valiosos para la empresa. Yo mismo sé lo que es eso, ya que he trabajado en ambientes hostiles y abusivos en otras empresas. La presión exterior suele ser tan grande, que las personas se esconden por miedo a revelar su verdadera personalidad sexual. La expresión común «salir del armario» ilustra el alcance y las consecuencias de esta decisión. Y a los escépticos me gustaría decirles: el tiempo es nuestro mejor aliado. En estos momentos, muchas cosas están cambiando y mejorando. Y Busch es una pionera.
Cuando miro hacia atrás y recuerdo las decisiones que he tomado y el camino que he elegido, me siento libre y completo. Ahora puedo ser yo mismo. Estoy muy agradecido por ello. Busch me ha abierto una puerta de entrada a un mundo maravilloso. Un mundo en el que puedo crecer cada día sin esconderme en un armario.